domingo, 10 de marzo de 2013

¿PROFESORA O PSICÓLOGA?

Tantas veces me he hecho a mí misma esa pregunta, por supuesto, sin desmerecer a nadie porque ni tengo los conocimientos ni la experiencia para ser psicóloga. Sin embargo, nuestros alumnos y alumnas acuden muchas veces al profesorado en busca de un consejo, un hombro sobre el que llorar, una mano amiga o, simplemente, para contar algo que les inquieta, preocupa o les impide ser felices. Como supondréis, ni en la carrera ni en el CAP te enseñan cómo afrontar todas esas situaciones ni hay ninguna asignatura tal como "asesoramiento psicológico al alumnado", cosa que sería realmente útil, la verdad. Así que en esos momentos solo estás tú y el alumno/a o alumnos/as (porque a veces viene más de uno a la vez) y tu simple instinto, experiencia y comprensión, teniendo en cuenta además que lo que aconsejes, digas, escuches, animes o pares, puede tener repercusiones a un nivel que en muchas ocasiones no alcanzamos a conocer. Por tanto, nuestra labor, como he dicho en otras publicaciones, para nada es meramente académica y debemos prepararnos, asesorarnos y concienciarnos de ello porque podemos hacer mucho bien pero también mucho daño. Mi consejo primordial es ser prudente ante todo y no plantear ni aceptar nada de forma radical, ya que todo tiene un punto de vista y un contexto determinados; mi otro consejo sería tratar siempre con cariño y hacer ver al alumno o alumnos que comprendes su situación y no los juzgas. Creo que esto mismo les vendría a veces bien a los padres y madres que a veces piensan que siendo duros y exigentes ayudan más, y eso está bien, pero solo en parte; Los adolescentes aunque quieren aparentar ser fuertes y que todo les da igual y no les afecta, en realidad es todo lo contrario: son frágiles, influenciables, vulnerables y extremadamente sensibles, por lo que hay que tener especial cuidado en el trato que les damos y el ejemplo que ven en nosotros, porque pueden llevarlos a la más alta de las cimas o hundirlos en la más profunda de las miserias. Por tanto, hay que respetarlos y guiarlos, pero nunca menospreciarlos ni cortar las alas antes de tiempo, enseñarles a tener los pies en la tierra mientras persiguen sus sueños, hacerles ver que serán lo que quieran ser mientras haya coherencia entre lo que piensan y lo que hacen, llevarles de la mano hacia su madurez mientras les permitimos que sigan siendo siempre un poco niños, mostrarles los valores que les harán personas felices y libres siempre que respeten la felicidad y libertad de los demás y, en definitiva, dar ejemplo de querer ser cada día mejor persona y que nunca muera la ilusión simplemente por estar vivo.
A pesar de que no llevo mucho tiempo trabajando en el centro donde imparto mis clases, llevo bastante más tratando con niños, adolescentes y jóvenes, ya haya sido dando clases particulares o en campamentos como monitora o dando catequesis... la cuestión es que llevo muchos años escuchándolos e intentando no perder la cercanía con ellos, ya que cada año que pasa es uno más que nos distancia en edad. A lo que llego como conclusión general de qué necesitan o qué sienten se puede describir en unas breves líneas: quieren cariño y comprensión, se sienten solos, diferentes, en una montaña rusa de sentimientos y no saben qué quieren en realidad. Así, cuando alguno de ellos se acerca a mí o soy yo la que me acerco porque los noto raros, siempre tengo esa conclusión en mi cabeza y trato de ponerme en su lugar. Si la adolescencia ya de por sí es dura con tanto cambio fisiológico y madurativo a todos los niveles, podréis imaginar que si le añadimos la separación de los padres, la muerte de alguno de ellos, las peleas en casa, las discusiones con los amigos, la presión social, las drogas... os haréis una ligera idea de lo difícil que lo tienen hoy día nuestros jóvenes y aquí debemos estar nosotros, los adultos, para hacer de profesores, psicólogos, amigos, padres, madres, consejeros, paño de lágrimas y lo que sea necesario. Debemos cuidar de nuestros niños y jóvenes porque son nuestro futuro. Así que la próxima vez que esa pregunta ronde mi cabeza simplemente me contestaré: Y LO QUE HAGA FALTA.

4 comentarios:

  1. Como bien dices se puede hacer mucho con simplemente escuchándoles y mostrándoles cariño y atención. Me gusta tu punto de vista, de recordar lo difícil que puede ser esta etapa y nuestra propia adolescencia a la hora de acercarnos a los adolescentes.
    También pones de manifiesto que en algunos casos hace falta un poco más de conocimientos o orientación psicopedagógica, por eso también me tan importante la figura del psicólogo y orientador en los centros educativos y que los profesores tengas algunas nociones o orientaciones.Quizá podamos plantar algún tema, me gustaría escribir en mi blog sobre lo que has llamado como "asesoramiento psicológico al alumnado", qué temas o en qué casos se te ocurren que puedan ser de interés para el profesorado?

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  2. En respuesta a tu pregunta, creo que los profesores deberíamos tener algo de asesoramiento especialmente en tratar estos casos de padres separados, de pérdida de alguno de ellos, de esa mala relación con la familia. Esos son los temas fundamentales que suelen quitarles más el sueño, en lo que a mis alumnos/as en particular se refiere y hablando de temas más serios. Por supuesto, la figura del orientador/a es vital, pero en mi centro dispone de pocas horas y en esos aspectos los alumnos/as nunca acuden a esta persona. Por ello, la importancia que le doy en ese sentido a estar preparados los propios docentes; hemos hecho algún cursillo sobre inteligencia emocional y tal, pero me gustaría profundizar y continuar. A ver qué se te ocurre, María. Muchas gracias, guapa.

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  3. Hola Nazareth: Me ha gustado mucho esta entrada.Considero que a la adolescencia,infancia,juventud, desde vuestro lugar como docentes, no debéis llevarla "de la mano" pero sí caminar a su lado,debéis tener mucha capacidad de escucha activa y esa empatía que os caracteriza.Con toda esa información que os brindan y todo lo que observáis como gran privilegio, puesto que sois las personas que mas horas estáis, junto con sus iguales a su lado.Debe de facilitarse de pendiendo si hay problemática o no al resto de profesionales,me refiero equipos psicopedagógicos, servicios sociales,salud,etc ya que en ocasiones, la buena voluntad lo que genera es un daño mayor. Creo que estos son los pasos a seguir,desde luego y como tan acertadamente refieres con "CARIÑO y ESCUCHA" Esa es la clave. Un saludo

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    1. Muchísimas gracias por tu comentario, me anima ver que el tema interesa, ya que lo considero de suma importancia y es algo con lo que tengo que lidiar a diario. Por supuesto, lo hacemos lo mejor que sabemos pero siempre se debe contar con el apoyo y la ayuda del equipo de orientación y con la dirección que nos asesora también. No se vive de buena voluntad y se puede meter la pata. Muchas gracias de nuevo. Un saludo.

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