martes, 12 de marzo de 2013

"CADENA DE FAVORES"

Quisiera compartir hoy un vídeo que me he encontrado en el Blog de mi amiga María http://mariadelcaminopsicologiayorientacion.blogspot.com.es/

Son ejemplos de psicología positiva, de cómo esos pequeños gestos ayudan a los demás y nos ayudan a la vez a nosotros mismos. Es digno de ver y reflexionar sobre ello. ¡Qué diferente sería el mundo en el que vivimos si todos actuásemos con los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros! Es el claro modelo de vida que necesitan nuestros jóvenes y que debemos mostrarles para que puedan seguirlo. 





Espero que lo disfrutéis tanto como yo lo he disfrutado, que incluso me ha emocionado. 

domingo, 10 de marzo de 2013

¿PROFESORA O PSICÓLOGA?

Tantas veces me he hecho a mí misma esa pregunta, por supuesto, sin desmerecer a nadie porque ni tengo los conocimientos ni la experiencia para ser psicóloga. Sin embargo, nuestros alumnos y alumnas acuden muchas veces al profesorado en busca de un consejo, un hombro sobre el que llorar, una mano amiga o, simplemente, para contar algo que les inquieta, preocupa o les impide ser felices. Como supondréis, ni en la carrera ni en el CAP te enseñan cómo afrontar todas esas situaciones ni hay ninguna asignatura tal como "asesoramiento psicológico al alumnado", cosa que sería realmente útil, la verdad. Así que en esos momentos solo estás tú y el alumno/a o alumnos/as (porque a veces viene más de uno a la vez) y tu simple instinto, experiencia y comprensión, teniendo en cuenta además que lo que aconsejes, digas, escuches, animes o pares, puede tener repercusiones a un nivel que en muchas ocasiones no alcanzamos a conocer. Por tanto, nuestra labor, como he dicho en otras publicaciones, para nada es meramente académica y debemos prepararnos, asesorarnos y concienciarnos de ello porque podemos hacer mucho bien pero también mucho daño. Mi consejo primordial es ser prudente ante todo y no plantear ni aceptar nada de forma radical, ya que todo tiene un punto de vista y un contexto determinados; mi otro consejo sería tratar siempre con cariño y hacer ver al alumno o alumnos que comprendes su situación y no los juzgas. Creo que esto mismo les vendría a veces bien a los padres y madres que a veces piensan que siendo duros y exigentes ayudan más, y eso está bien, pero solo en parte; Los adolescentes aunque quieren aparentar ser fuertes y que todo les da igual y no les afecta, en realidad es todo lo contrario: son frágiles, influenciables, vulnerables y extremadamente sensibles, por lo que hay que tener especial cuidado en el trato que les damos y el ejemplo que ven en nosotros, porque pueden llevarlos a la más alta de las cimas o hundirlos en la más profunda de las miserias. Por tanto, hay que respetarlos y guiarlos, pero nunca menospreciarlos ni cortar las alas antes de tiempo, enseñarles a tener los pies en la tierra mientras persiguen sus sueños, hacerles ver que serán lo que quieran ser mientras haya coherencia entre lo que piensan y lo que hacen, llevarles de la mano hacia su madurez mientras les permitimos que sigan siendo siempre un poco niños, mostrarles los valores que les harán personas felices y libres siempre que respeten la felicidad y libertad de los demás y, en definitiva, dar ejemplo de querer ser cada día mejor persona y que nunca muera la ilusión simplemente por estar vivo.
A pesar de que no llevo mucho tiempo trabajando en el centro donde imparto mis clases, llevo bastante más tratando con niños, adolescentes y jóvenes, ya haya sido dando clases particulares o en campamentos como monitora o dando catequesis... la cuestión es que llevo muchos años escuchándolos e intentando no perder la cercanía con ellos, ya que cada año que pasa es uno más que nos distancia en edad. A lo que llego como conclusión general de qué necesitan o qué sienten se puede describir en unas breves líneas: quieren cariño y comprensión, se sienten solos, diferentes, en una montaña rusa de sentimientos y no saben qué quieren en realidad. Así, cuando alguno de ellos se acerca a mí o soy yo la que me acerco porque los noto raros, siempre tengo esa conclusión en mi cabeza y trato de ponerme en su lugar. Si la adolescencia ya de por sí es dura con tanto cambio fisiológico y madurativo a todos los niveles, podréis imaginar que si le añadimos la separación de los padres, la muerte de alguno de ellos, las peleas en casa, las discusiones con los amigos, la presión social, las drogas... os haréis una ligera idea de lo difícil que lo tienen hoy día nuestros jóvenes y aquí debemos estar nosotros, los adultos, para hacer de profesores, psicólogos, amigos, padres, madres, consejeros, paño de lágrimas y lo que sea necesario. Debemos cuidar de nuestros niños y jóvenes porque son nuestro futuro. Así que la próxima vez que esa pregunta ronde mi cabeza simplemente me contestaré: Y LO QUE HAGA FALTA.